El principio del adiós
"El mundo exige resultados. No le cuentes a otros tus dolores del parto. Muéstrales al niño"
Indira Gandhi, Estadista y política hindú
Con el verde de la esperanza característico color favorito en su corbata, el Gobernador de Tamaulipas cumplió ayer con la ley y el protocolo de rendición de cuentas ante el poder más importante del estado; el legislativo y lo que se vio bien podría resumirse en el gobierno de las crisis; de inseguridad, económica y sanitaria; así como la estrategia que planteó un político joven frente a grandes retos.
El último informe que suele ser el de la nostalgia para los beneficiados por el gobierno en turno, pareciera más bien que el informe del alivio, del cerrojazo final y de pasar la estafeta en un momento sumamente complicado para la gobernabilidad del estado.
Desde su llegada al poder, a Eugenio Hernández Flores, un ingeniero civil en sus años cuarenta le dio la bienvenida un grave problema de inseguridad que por meses se estacionó en Nuevo Laredo y que con el apoyo de la federación, se logró controlar.
Pero en los albores del sexenio, Geño resintió grandes problemáticas que se fueron complicando y que tuvieron en este 2010, por ahí de febrero su recrudecimiento máximo aquel 28 de junio por la mañana cuando fue "cobardemente" (como el propio Eugenio mencionó) asesinado el virtual gobernador Rodolfo Torre Cantú apenas a unas horas de la elección y cuyo recuerdo mereció una larga ovación de la concurrencia, además de una mención especial para el también malogrado diputado local Enrique Blackmore Smer.
Eugenio siempre contó con un gran aliado que le permitió un derecho de picaporte que, me consta, fue siempre cordial: el Presidente Felipe Calderón que, a pesar de no ser de su partido, es gran amigo del gobernador, por haber sido compañeros de legislatura federal, cuando ambos fueron diputados federales, lo que también quedó de manifiesto ayer con otro compañero de ambos: Juan Molinar Horcasitas, uno de los hombres más cercanos al presidente, que no tuvo empacho en respaldar con fuertes recursos a Tamaulipas, primero desde el IMSS y después desde la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que actualmente encabeza.
La presencia siempre institucional de los ex gobernadores del estado, esta vez junto al gobernador electo, le dieron un toque se sobriedad y apoyo a Eugenio. Un muy serio Enrique Cárdenas González contrastaba con la alegría de Tomás Yarrington Ruvalcaba y la firmeza de Manuel Cavazos Lerma, que aprovechaba los micrófonos a los que jamás rehuye para apuntalar a Enrique Peña Nieto, de quien dijo si hoy fueran las elecciones, sería el próximo presidente.
La tranquilidad en la mirada de Egidio Torre Cantú fue también importante, a sabiendas de que tendría todas las miradas, toda la atención sobre su persona. Con corbata naranja y una sonrisa siempre amable, el gobernador electo estuvo celosamente custodiado todos el tiempo.
Detrás de los ex gobernadores, los diputados federales entre los que destacaron Javier Gil Ortiz, Cruz López Aguilar, Baltasar Hinojosa y la Senadora Amira Gómez Tueme; y en primera fila los alcaldes, de Tampico, Oscar Pérez Inguanzo, Altamira Héctor Villarreal Martínez, Nuevo Laredo, Ramón Garza Barrios, Reynosa, Oscar Luebbert Gutiérrez y de Victoria Arturo Díez Gutiérrez.
Desde la tribuna en sus más de 40 minutos de discurso, Geño fue a lo suyo, a resaltar su decálogo de promesas de portada que incluyeron educación integral, equidad social, respaldo a mujeres y jóvenes, impulsar ciudades de calidad, cuidado del medioambiente, instituciones fuertes, productividad del campo, generación de empleo, acceso a la salud y un gobierno de resultados.
Pero el de ayer fue apenas una asomada a lo que será la verdadera despedida, ya programada para el miércoles 8 de diciembre, que será la despedida oficial con el último mensaje que envíe Eugenio, antes de entregar la estafeta en sólo 23 días más.
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