Reglas de guerra
“Siempre habrá esquimales que confeccionen para los habitantes del Congo reglas de comportamiento en las épocas de grandes calores”
Stanislaw Jerzy Lec, escritor polaco.
Mario Alberto Gámez
De vacaciones por el norte del país encontré a muchísimos vehículos con la leyenda “Justicia por Creel”, una demanda de la sociedad del estado de Chihuahua por el esclarecimiento de la matanza ocurrida en ese municipio y que cobró la vida de al menos catorce personas entre hombres, mujeres y niños.
Hasta ahora el saldo de la investigación es de sólo una persona detenida, lo que ha enardecido a la población civil de aquel estado, que resulta ser el de mayor violencia en el año que termina.
En Coahuila, Durango y Nuevo León observé una gran cantidad de elementos de la Policía Federal Preventiva y del Ejército Mexicano en constante patrullaje por las carreteras y por las terminales aéreas, centrales de autobuses y en las entradas y salidas de las capitales y principales ciudades. Los retenes son cosa de todos los días y operativos como el que se realizó hace unos días en Tamaulipas para retirar los polarizados de los vidrios en todos los automóviles ya son generalizados.
Es la psicosis de la inseguridad, en donde las autoridades no dan pie con bola porque están inmersas en un convulso proceso de limpieza intestina en sus propios mandos en donde no se sabe bien a bien quién es quién.
No creo que haya mejor ejemplo de ello que los tiros que recibió un vehículo oficial del gobierno de Tamaulipas el 17 de diciembre, lo que demuestra la gravedad de la situación a la que puede llegar una “confusión” entre las propias autoridades.
Difícilmente se podrá alcanzar un estado de seguridad y orden entre las policías y corporaciones de los diferentes niveles si no se ponen de acuerdo, si no se limpia la casa, barriendo las escaleras de arriba hacia abajo y se dejan bien claras las reglas de operación y competencia de todo el mundo.
Hasta ahora incidentes como el ocurrido en Ciudad Victoria son sólo un botón de muestra de la seriedad con la que se tiene que tomar el tema de la vigilancia en esta guerra contra el crimen organizado que se libra en campos de batalla igual en una carretera que en una oficina, detrás de un escritorio de alguno de los mandos de los diferentes niveles de gobierno… ¡imagínese!
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