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¡Imagínese!

Vivir en peligro

Mario Alberto Gámez

 

“La conciencia del peligro

es ya la mitad de la seguridad y de la salvación”

Ramón J. Sénder, escritor español

 

 

El riesgo de un accidente en el corredor industrial de Altamira siempre será inminente, por la presencia de unas 30 empresas trasnacionales encargadas de la petroquímica secundaria, que hacen de esta zona la más importante en su tipo en México y una de las más relevantes en América Latina.

 

El problema es que hay unas 30 colonias con cerca de 35 mil habitantes dentro de lo que se le llama “zona de salvaguarda”, es decir el área de mayor riesgo ante una eventual contingencia en la industria.

La cercanía de esta mancha urbana se debe únicamente a la negligencia de las autoridades que en su momento autorizaron la instalación de casas habitación y hasta invadieron zonas federales con tal de acaparar unos cuantos votos, sin importarles poner en riesgo la vida de estas familias.

Con justa razón los industriales reclaman al municipio que impida a toda costa que se sigan instalando fraccionamientos habitacionales tan cerca de los desarrollos industriales.

Pero también con justa razón, el municipio le exige a la industria un atlas de riesgo que defina los materiales y las substancias con las que trabaja cada empresa y que se comprometan a trabajar en conjunto en planes de protección civil, adecuados a cada una de estas industrias para saber qué hacer, cómo y cuándo hacerlo.

La reciente fuga de ácido acético de Petrocel puso el dedo en la llaga, pues el director de protección civil de Altamira tuvo que llegar a la empresa con un notario público, para hacer que les dieran la información que requerían, pues seis horas después de la fuga, los médicos que atendían a los intoxicados aún no sabían qué sustancia era la que habían inhalado.

Y aunque la presenta administración que encabeza Javier Gil Ortiz ha confirmado que no se han otorgado permisos de construcción en estas áreas, la realidad es que ya hay varios fraccionamientos listos para habitarse a unos metros del peligro…¡imagínese!

mario.gamez@milenio.com

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