Los humeantes
“La libertad puede conducir a muchas transgresiones, pero incluso a los vicios les presta una forma menos innoble”
Karl Wilhelm Von Humboldt, político prusiano
Mario Alberto Gámez
“En Vip´s, ahí si se puede wey!...ahí sí dejan”… “¡no, ya no, a mi me regañaron ahí”; era una charla que escuché de algunos amigos que simplemente no pueden vivir sin tres cosas: la grilla, el café…y el cigarro. Se referían a que hay algunos sitios en donde aún se puede fumar sin restricción alguna.
Pero cada quien tiene una idea diferente de la nueva Ley Antitabaco que recién entró en vigor.
“No, no es ahora, es hasta dentro de 90 días”, le dijo un viejo amigo a otro que trató de sacar un cigarrillo en un café y la mesera se acercó de inmediato y le dijo que ya no se podía fumar en el restaurante.
La realidad es que la desinformación sobre el tema es lo que predomina, no sólo entre los comensales, sino entre los propios restauranteros que han comenzado a auto-regularse colocando letreros de “Este es un espacio libre de humo”, para que de una manera elegante se haga llegar el mensaje a los fumadores que no se puede fumar más en los espacios cerrados.
Los trabajos de supervisión y vigilancia en la aplicación de esta ley aún no inician, ni por parte de la Comisión Estatal de Riesgos Sanitarios, y muy probablemente en la Policía Metropolitana no tengan ni idea de que deben acudir al llamado de los propietarios cuando una persona se niegue a apagar su cigarrillo en un establecimiento.
El desbarajuste está muy bien fundamentado en que no existe el reglamento que debe acompañar a toda legislación para que se aplique. Los diputados apenas acaban de iniciar ayer sus sesiones y probablemente sea hasta mañana cuando toquen el tema.
Entretanto, los fumadores consuetudinarios van corriendo de café en café para ver en dónde sí les permiten fumar, mientras acompañan su lectura matutina o una buena charla de grilla con la combinación cigarrillo-café.
Los empresarios ya piensan en habilitar zonas al aire libre para que les permitan a sus clientes fumar en las banquetas, terrazas y zonas peatonales, pero aún no lo tienen claro, como tampoco mis amigos que sí fuman, quienes se mecen los cabellos y exclaman ¿y ahora qué vamos a hacer?…¡imagínese!
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