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¡Imagínese!

Ceguera

“Los políticos tímidos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos,

que de la seguridad de su pueblo”

Thomas Macaulay, historiador británico

 

Mario Alberto Gámez

 

Las advertencias no han sido pocas; lamentablemente se tiene que perder una vida humana para que las autoridades abran los ojos y volteen a los problemas evidentes de la ciudad. Hace ya un par de meses la bióloga Margarita Vergara advirtió de la peligrosidad de poner un cocodrilario en la Laguna del Carpintero…¿se vienen abajo esos planes de esta administración municipal?, sólo el alcalde Oscar Pérez Inguanzo tiene la respuesta, pero es más que evidente que lo que tanto se temía debía ocurrir para que se pusiera atención al asunto.

 

 

En 2004 Steve Irving El Cazacocodrilos dijo en la Laguna del Carpintero que era ésta una especie de lagartos rara en el mundo por no atacar al ser humano, incluso domó uno con relativa facilidad, pero sólo era cuestión de tiempo, para que una persona (en las condiciones que sean) fuera atacada por los saurios.

 

 

Está más que claro que la persona que perdió tan absurdamente la vida al meterse a las aguas de la Laguna del Carpintero justo en donde se encuentra el hábitat de los lagartos fue víctima de su propio descuido.

 

 

En el ataque la noche del domingo, un cocodrilo atravesó el corazón de su víctima de una mordida, una muerte similar a la que tuvo Steve Irving, cuando una mantarraya le picó el pecho justo a la altura del corazón.

 

 

Tarde llegan las acciones para colocar una malla ciclónica ahí en el mirador y más tarde aún se oyen las promesas de la Semarnat y Profepa de esperar a que el municipio intervenga para ellos intervenir…sólo burocracia.

 

 

Igual de tarde llegaron las acciones de la Comapa al cubrir aquella alcantarilla abierta que le costara la vida a un profesor y a su pequeña hija de cinco años, la misma historia, ahogado el niño…

 

 

Más allá de los lógicos argumentos que nadie salva al imprudente que se arroja a una laguna atestada de cocodrilos, ni las mallas, ni los letreros, ni las advertencias o anuncios salvan vidas; ahí debe haber permanente vigilancia, ya sea de la autoridad municipal, federal o policíaca que prevenga, la lógica tragedia de meterse en la boca del león…o de Juancho…¡imagínese!

 

 

mario.gamez@milenio.com

http://mariogamez.blogia.com

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