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¡Imagínese!

Vigilar escuelas

“Lo que hace falta es someter a las circunstancias,

no someterse a ellas”

Quinto Horacio Flaco, poeta italiano

Mario Alberto Gámez

 

 

Cuando era niño viví justo al lado de la escuela primaria en la que cursaba el sexto grado; eran unos departamentos horrorosos, muy pequeños y en donde no había un sitio para poder jugar o practicar algún deporte.

 

 

Niños al fin, los vecinos de mi edad y yo encontramos una manera muy sencilla y práctica de divertirnos: nos brincábamos la barda y jugábamos en el patio de aquella escuela cuando estaba cerrada. Muy poco nos duró el gusto hasta que una vez apreció una patrulla ya a través de las rejas un policía nos regañó, no volvimos a entrar.

 

  

Más allá de la inocencia de aquellos días, recuerdo muy bien lo relativamente sencillo que era entrar a una escuela en un fin de semana o durante las temporadas de vacaciones.

 

 

Justo en la semana santa pasada, se incrementaron considerablemente los robos a las escuelas, que obviamente ya están provistas de equipos de cómputo, que resultan tan atractivos para los ladrones.

 

 

Ahora la regidora del cabildo tampiqueño, Rosa María de la Serna, lanza la propuesta de contratar seguridad privada para las escuelas, que puedan pagar mitad los padres de familia y mitad el municipio, a fin de garantizar que los 67 mil estudiantes que están de vacaciones, puedan tener la certeza de que cuando regresen encontrarán su material didáctico intacto.

 

 

La propuesta de entrada, revela la incapacidad por parte de las autoridades de proteger el patrimonio de las escuelas; habría que recordar que casi un millar de elementos de la Policía Metropolitana deben vigilar a casi un millón de personas que habitamos en la zona conurbada del sur de Tamaulipas.

 

 

El hecho de que haya una propuesta de esta naturaleza, puede sonarles a los padres de familia como a una carga más, además de todo lo que ya deben pagar para que sus hijos vayan a la escuela; sin embargo no sería así, pues según los cálculos de la regidora tampiqueña, con un peso que aportara cada alumno sería suficiente para cubrir la cuota.

 

  

No es mala la idea, ojalá que no haya detrás algún interés de particulares por hacer negocio y que sólo sea el limpio interés por preservar el patrimonio con el que se educan los niños…¡imagínese!

 

  

mario.gamez@milenio.com

http://mariogamez.blogia.com

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