Respeto on line
Mario Alberto Gámez
“Es hermoso que los padres lleguen a ser amigos de sus hijos,
desvaneciéndoles todo temor, pero inspirándoles un gran respeto”
José Ingenieros, psicólogo argentino
Durante la semana me impactaron las imágenes de los niveles de violencia a los que han llegado los jóvenes gracias a la internet. Ahora resulta que la “moda” es enviarse con correos electrónicos (e-mail), blogs, chat, etc; toda clase de insultos y agresiones entre los más jóvenes...es su forma de “divertirse”.
La figura de una adolescente de nivel secundaria con los ojos amoratados y golpes contusos en todo su cuerpo en la televisión hace poner las barbas a remojar a cualquier padre de familia que pretenda cuidar a sus hijos.
Hoy los jóvenes han encontrado en la red una nueva forma de expresión de su natural rebeldía, con un nuevo ingrediente: la agresión verbal y física.
Con el pretexto de hacer tareas, prácticamente ya no hay jóvenes que no ingresen a internet a través de computadoras en casa o en ciber cafés; donde prácticamente ningún padre de familia podría vigilar lo que hacen, con quien conversan o sobre que temas.
En el caso en cuestión, ocurrido en Monterrey, Nuevo León, (donde la violencia ya es el pan nuestro de cada día), la joven vapuleada cometió una gravísimo “delito” entre sus compañeros: ser impopular. Razón más que suficiente para que fuera agredida constantemente a través de internet, para recibir amenazas de todo tipo y lo peor del caso: que las cumplieron: un grupo de compañeros (hombres y mujeres) la emboscaron y golpearon hasta dejarla en deplorables condiciones.
La conducta de los jóvenes parece sólo respaldarse en la “moda” de “encajar” en determinado grupo escolar y es claro que resulta vergonzante no sólo para los alumnos que incurren en estas faltas sino para sus padres que carecen de todo control y vigilancia de sus hijos, en la creencia que están haciendo “tareas”.
Más allá de lo cotidiano o de vigilar lo que nuestros hijos hacen al frente de un teclado de computadora; habría que fortalecer y engendrar los mejores valores que sólo pueden encontrar en la luz de la guía de sus padres y no frente a una pantalla; sabiduría, no ignorancia; bondad, no maldad, humildad y no orgullo; ante todo el respeto por los demás.
Imagínese que la violencia sólo engendra más violencia en un país ya de por sí violento. Imagínese que los insultos a un desconocido puedan llevar a sus hijos y los míos ya no a la violencia de las amenazas y los golpes, sino a otro tipo de cibernautas enfermizos...¡Imagínese!
mario.gamez@tam.milenio.com
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