Cuidado con las expectativas
Mario Alberto Gámez
“Cuando la política promete ser redención, promete demasiado.
Cuando pretende hacer la obra de Dios, pasa a ser,
no divina, sino demoníaca”
Benedicto XVI, Papa de la iglesia católica
Con el inicio del nuevo milenio, la mayoría de los mexicanos depositaron sus esperanzas en un nuevo gobierno. Por vez primera en más de siete décadas, una administración federal se depositaba en las manos de un partido distinto al PRI y la figura de Vicente Fox se erigía como la del salvador de las grandes cuitas del país. Al cabo de seis años aquella expectativa que generó la administración foxista vino a menos, pues ni Fox ni el espíritu santo podría resolver de golpe y porrazo la vida de los mexicanos.
Una nueva “esperanza” surgió entonces desde la capital del país en la figura de Andrés Manuel López Obrador, que con todo y su mesianismo, logró convencer a la mitad del país con sus ideas populistas y casi logra sacar al PAN de Los Pinos. Sin embargo pareciera que en el camino, la opinión pública del país se moderó y aceptó en la figura de Felipe Calderón a un político de facha responsable y serio, que podría, con los píes en la tierra darle certeza al rumbo del país.
Calderón deberá este sábado rendir cuentas al país desde la sede del poder legislativo, del estado que guarda su administración y con todo y los actos circenses a los que ya nos acostumbramos en los congresos (en el de Tamaulipas también), así será.
En nuestro estado las campañas por la elección intermedia del 11 de noviembre ponen muy alta la temperatura política y distraen la atención de los grandes temas que deberían estar en discusión.
No se diga en nuestra zona conurbada, en donde los presidentes municipales deben comenzar a hacer su “corte de caja” antes de entregar cuentas, principalmente pensar en ello antes de lanzarse al “año de hidalgo”, pues será el tiempo en que los ciudadanos les reclamaremos en dónde quedaron sus promesas de campaña.
De los diputados locales ni hablar; pues fue toda la actual legislatura la que no ha generado una buena “producción” de leyes que redunden en beneficio ya no digamos de la zona, sino del estado completo.
Cada uno de los actuales alcaldes y diputados generaron en su momento la expectativa de hacer determinadas obras, de “transformar la ciudad”, de crear leyes más justas; al igual que Fox construyeron la esperanza de quienes confiaron en ellos; por eso es momento de pedir cuentas, de cuestionar a nuestros políticos: ¿cumplieron?...¡Imagínese!
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