Ahogado el niño...¡antidoping!
Mario Alberto Gámez
“El mundo no está en peligro por las malas personas
sino por aquellas que permiten la maldad”
Albert Einstein, Científico estadounidense
Violeta Monroy sólo tenía 23 años al morir atropellada por un microbús en el centro histórico de Tampico. La tragedia fue ocasionada por un chofer drogado con marihuana que la aplastó con el microbús que conducía, lo que resulta perfectamente lógico, pues no hay autoridad que se faje los pantalones para hacer cumplir las leyes y reglamentos.
Cualquier persona puede ir a la Oficina Fiscal del estado del municipios que se le antoje y solicitar sin mayor trámite su licencia para conducir.
Cualquier persona con los mínimos conocimientos puede tomar un trabajo como chofer de autobús, microbús, coche de ruta o taxi (ya no digamos los miles de piratas que circulan con toda impunidad en nuestras calles).
Abundan las historias urbanas de choferes que juegan carreras con todo y decenas de pasajeros, de conductores que lejos de manejar con cortesía se lían a golpes en cada esquina, se pasan los semáforos en rojo y las señales de alto, quieren ganarle el paso al ferrocarril, etc.
Por eso resulta lógico que un “chofer” pueda conducir ebrio, drogado o con discapacidad mental y ponga todos los días en peligro las vidas de las personas que transporta y hasta las que no, como el caso de Violeta, a quien le costó la vida la negligencia de nuestras autoridades.
Imagínese, al conocerse que el chofer estaba drogado el delegado de tránsito Oscar Ordóñez anunció a los cuatro vientos que haría un “operativo antidoping sorpresa” para detectar a los conductores del transporte público que usan cotidianamente drogas; el resultado fue evidente: sólo hubo un chofer que dio positivo a la prueba. Y usted, ¿se siente seguro al utilizar su transporte público?...¡Imagínese!
mario.gamez@tam.milenio.com
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