Chapulines en el Congreso
Mario Alberto Gámez
“La ambición suele llevar a las personas
a ejecutar los menesteres más viles.
Por eso, para trepar, se adopta la misma
postura que para arrastrarse”
Jonathan Swift, Escritor irlandés
¿De qué se extrañan?, pareciera que fue la expresión del antiquísimo dino priista desde el Congreso del Estado, cuando lo cuestionaba la reportera de MILENIO Diario de Tampico Anahy Meza sobre el chaqueteo de los diputados locales.
Y es que para Hugo Andrés Araujo de la Torre, ex líder nacional campesino, ex senador, salinista hasta la médula y actual diputado local resulta perfectamente “normal” que la mitad del Congreso de Tamaulipas “abandone el barco” y deje botado el trabajo legislativo para irse a la grilla.
Por eso en la sesión permanente del jueves pasado, fue unánime el rechazo de los diputados a la iniciativa del Partido del Trabajo para que los servidores públicos que buscaran puestos de elección popular dejen su cargo y se vayan libremente a las elecciones. La propuesta petista resultaba pues “políticamente incorrecta”.
En otras palabras, el hecho de que 15 de los 32 legisladores que integran el poder legislativo en Tamaulipas dejen a la deriva el cargo para el que fueron electos para ir a buscar las presidencias municipales, no es nada raro.
¿En dónde quedan aquellas voces que demandaban carreras legislativas? ¿a dónde fue a dormir tanta promesa de servicio público, de cambiar y mejorar nuestras leyes?
Pareciera que resulta mas fuerte el deseo de competir en la búsqueda de una alcaldía, que de representar a los tamaulipecos en el Congreso.
La ambición y voracidad de los chapulines que brincarán desde el trampolín político que representa el Congreso del Estado, pondrá en riesgo su eventual desempeño como presidentes municipales, de ganar las elecciones internas de sus partidos y constitucionales.
Pero, como diría Hugo Andrés Araujo, ¿de qué nos extrañamos?, si también los actuales presidentes municipales abandonarán sus administraciones para aventurarse en la próxima contienda y llegar a la próxima legislatura local, donde el amparo y el cobijo del fuero constitucional, bien podrían cerrar el ciclo de la impunidad. ¡Imagínese!
mario.gamez@tam.milenio.com
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