Los Ignorados
“Los funcionarios son como los libros de una biblioteca: los situados en los lugares más altos son los más inútiles”
Paul Masson, Periodista francés
Históricamente el norte de Veracruz ha sido tierra de nadie. A sólo cinco minutos de Tampico, una de las ciudades con mayor crecimiento económico de Tamaulipas y del noreste del país, esa región ha sido por generaciones, la zona habitacional de quienes estudian y trabajan del lado tamaulipeco, simplemente porque han pasado todas las administraciones federales, estatales y municipales y han permanecido en el olvido.
Cuando Fidel Herrera asumió hace casi 6 años la gubernatura se pensó que las cosas cambiarían, aunque si bien es cierto, es justo reconocer que sí hubo avances, no fue una gran diferencia.
Es el círculo vicioso de que no hay desarrollo porque no hay inversión y viceversa. Y los pocos valientes que han apostado por esa región han pasado prácticamente desapercibidos.
Al menos durante los dos últimos sexenios de Veracruz y Tamaulipas se habló de eliminar o mover la caseta de peaje del Puente Tampico, para permitir el desarrollo de esa región, pero todo ha sido inútil ante la arrogancia del gobierno federal que se niega a perder siquiera un solo peso de peaje.
Los proyectos de abasto de agua a partir de la Laguna de El Mayorazgo han sido lentos y en este momento hay más de 10 mil familias que carecen de agua potable por simple burocracia que no permite que lleguen los recursos para terminar esa obra.
Muchísimas comunidades rurales y pesqueras sufren por la falta de apoyos, y su actividad se va haciendo insostenible por los altos costos que les representa la producción y los desastres naturales que también afectaron duramente a esa zona.
El estado de los caminos rurales y de la carretera federal Tampico-Ciudad Valles está para llorar y a quienes compete su reparación simplemente les pasa de noche el reclamo.
Y si se habla de la constante inseguridad y todas las consecuencias que todos conocemos muy bien, pues al norte veracruzano le llegaron primero que a los tamaulipecos esos problemas que prácticamente los mantiene sometidos.
Los esfuerzos de quienes están hasta la coronilla de éstos y muchos más problemas se reflejan en las lágrimas de impotencia al asistir ante cualquier ventanilla gubernamental en donde no hay nadie…absolutamente nadie que siquiera los escuche.
El polvo y los callos en los pies ya ni duelen a quienes caminan kilómetros para ir a protestar, a mostrar a los medios unas cartulinas maltrechas con sus reclamos, o a bloquear una carretera para ver si alguien…quien sea los escuche.
En una bonita casa de campo habilitada como despacho gubernamental “trabaja” alguien detrás de un escritorio…se trata de una zona inaccesible y desconocida para quienes reclaman, en donde aparentemente se resuelven problemas, pero sólo hay ahí funcionarios a los que nos les importa que los critiquen, siempre y cuando no se ventile lo que realmente ganan para que no los vayan a molestar. Gente sin escrúpulos que lucra con el dolor de su propia gente la más necesitada, que trabaja en su escritorio con aire acondicionado y vigilancia privada, con ropa de marca y perfumes caros, burócratas en toda la extensión de la palabra que más bien parecieran espías, como si el pueblo fuera el enemigo. “Funcionarios” que no funcionan y que eso sí, van a cobrar religiosamente sus quincenas el salario de un diputado…con los mismos resultados: sólo demagogia. Que poca…
mariogamez@live.com.mx
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