Peña Nieto y los nubarrones

"Los experimentos en política significan revoluciones"

Benjamín Disraeli, Estadista inglés.

 

Así como las tormentas azotan con gran fuerza a la mayoría del país, así la política cierne sus negros nubarrones anticipando un huracán de categoría cinco durante los próximos 24 meses, en donde las principales fuerzas del país que lejos de representarnos a la mayoría de los mexicanos sí representan a un grupo de potentados y a un minúsculo grupo conocido como "clase política" se preparan para dar la madre de todas las batallas para seguir con su obsesión de gobernar por gobernar, dejando de lado a la gente que debiera ser su principal motivación.

Ya ni siquiera sorprende que el PRI se haya quedado con la mesa directiva de la cámara de diputados, o que el quinto informe de gobierno del presidenciable Enrique Peña Nieto haya sido un derroche de formalidad y añoranza de la "grandeza" del espectáculo priísta del jurásico.

A nadie espantaron tampoco las declaraciones de la sempiterna dirigente del peor de los sindicatos del país, Elba Esther Gordillo, metiéndole una zancadilla al secretario Alonso Lujambio y acusándolo de preocuparse más por su precampaña para la presidencia por el PAN que por la educación, como si ella hubiera pensado siquiera alguna vez en el devastado nivel educativo que hay en el país.

Evidentemente lo que viene es una confrontación entre las diferentes fuerzas políticas por el poder, para evitar que nuevamente haya una elección tan cerrada como la del 2006 y que no se pueda poner en duda el triunfo de un solo candidato, llámese como se llame.

En el caso del PRI el aparecido (nunca por accidente) de Roberto Madrazo parece tener razón aunque con cierta jiribilla en sus declaraciones al dejar sólo dos gallos: Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones.

En el PAN pareciera que sólo Josefina Vázquez Mota y el propio Alonso Lujambio podrían llegar sin tantos raspones, mientras que a mi me parece que no habrá acuerdo alguno de izquierda como tanto se pinta y veremos a un Marcelo Ebrard envuelto en el Sol Azteca, y a un López Obrador montado en el PT como hasta ahora.

La pelea por los dineros del próximo año que se centrará en el poder legislativo tendrá pues como grandes protagonistas a los priístas que harán y desharán lo que quieran con la lana y su distribución, llevando claro, ventaja para los suyos en las diferentes entidades que sí ganaron el 4 de julio pasado, lo que no resulta muy buen augurio que digamos para Oaxaca, Puebla y Sinaloa...ni para el propio Felipe Calderón a quien le espera lo peor de su administración con el Congreso completamente en su contra. le van a hacer la vida de cuadritos al presidente, eso ni duda cabe, pero esperemos que los "atorones" que seguramente se darán por las diferentes fracciones en el Congreso, no terminen de dar el tiro de gracia a la ciudadanía que ya está hasta la coronilla de sus políticos que sólo se preocupan por ellos mismos y por la seguridad de sus cargos y huesos.

Eso a la vez bien podría ser un mensaje subliminal para el PAN y PRD en caso de que quieran romper su acuerdo y mandar (como ya lo ha dicho Manuel Camacho Solís) un solo gallo en las elecciones del Estado de México del próximo año.

¿Y LOS TAMAULIPECOS?

El panorama para los políticos del estado se basa en la apuesta de Eugenio Hernández Flores por la carta de Enrique Peña Nieto, por un lado y en la política hasta ahora desconocida en ese sentido por parte de Egidio Torre Cantú. Ambos estuvieron con Manlio Fabio Beltrones el viernes en el hotel Sheraton de la Alameda central, en el Distrito Federal analizando la estrategia priísta, junto con Francisco Rojas y Beatriz Paredes, pero también asistieron al V Informe de Enrique Peña Nieto ayer en Toluca.

Fue muy evidente la "cargada" en favor del mexiquense, en donde únicamente la presencia de Marcelo Ebrard representó el "prietito en el arroz" de una fiesta eminentemente priísta. Un evento en donde lucieron los gobernadores priístas del país en funciones y los electos en los que figuró además del propio Egidio Torre, Javier Duarte De Ochoa de Veracruz y César Duarte Jáquez de Chihuahua.

 

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