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¡Imagínese!

La muerte de un gigante

"El poder sin límites, es un frenesí que arruina su propia autoridad"

Fénelon, Escritor y teólogo francés

 

Cuando era niño era travesura de los vagos de mi colonia (la Guadalupe Mainero) recorrer los muelles de Tampico. Un simple refresco o revistas viejas eran suficientes para intercambiar comida o cosas en los barcos de todas partes del mundo que llegaban al puerto, a los que se podía subir cualquiera sin ningún problema o restricción. Ahí fue cuando por vez primera vi a los Alijadores, los obreros que se encargaban de la carga y descarga de los buques con una sincronía perfecta. 

Harán unos quince años que tuve la fortuna de entrevistar cara a cara y en plenitud de su poder como líder del Gremio Unido de Alijadores a don Gerardo Gómez Castillo, un hombre íntegro que por más de 30 años dirigió los destinos de la Sociedad Cooperativa de los trabajadores del Puerto de Tampico, un organismo que recién se ha confirmado que desaparecerá después de cien años de historia.

En aquel momento Gómez Castillo estaba a punto del retiro, pues era ya un hombre anciano, cansado y enfermo, aunque con un espíritu que ya quisieran los que se dicen "líderes sindicales de Tamaulipas". Orgulloso como era de una conquista laboral como tal, que protagonizó su padre, don Gerardo hablaba siempre de unidad, de trabajo, de esfuerzo, de valores que se comparten para seguir generando riqueza a partir de la honradez y el empeño.

Era la misma época en que Ramón Martínez del Ángel (yerno de Gómez Castillo) despuntaba como el nuevo dirigente del GUA, con grandes ideas de crecimiento y modernidad para el organismo; de extensión hacia el Puerto de Altamira, de la construcción de más bodegas y la ampliación de las que ya tenían, así como de la adquisición de equipo computarizado y la firma idea de colocar a los puertos de Tamaulipas a la altura de los mejores del mundo.

Desafortunadamente, poco a poco se fueron perdiendo los bienes de la cooperativa; su equipo, sus propiedades, algunos de sus socios más antiguos y recién el viernes pasado nos enteramos que la Secretaría de Hacienda confiscó los pocos bienes que le quedaban a la Sociedad Cooperativa.

Es una lástima si se toma en cuenta que se trata de un organismo que acompañó a Tampico por más de la mitad de su historia como ciudad; aquel sindicato Gremio Unido de Alijadores que fundó el 28 de junio de 1911 el obrero de Burgos, Tamaulipas Samuel Albino Kelly y que le dio batalla a las organizaciones norteamericanas que en esa época se adueñaban de todo en esa zona del estado, unos diez años después fue Isauro Alfaro Otero quien organizó al GUA como cooperativa; y en 1966 es cuando toma las riendas don Gerardo Gómez Castillo quien lo llevó al esplendor de sus millonarios bienes y sus jugosas ganancias que se repartían muy bien entre los obreros y socios cooperativistas; ese mismo gremio finalmente se viene a pique con toda su historia a cuestas.

La pérdida del manejo portuario de Altamira fue el primer paso, luego vinieron grandes adeudos y manejos no muy claros de la administración de cuando menos unas 30 propiedades, incluyendo su emblemático edificio. Este año el GUA perdió también cuatro tramos de los once que hay en el Puerto de Tampico, y finalmente el viernes perdió los siete que le restaban.

Esta cooperativa dejó grandes beneficios a la ciudad en escuelas, donaciones y bienes públicos para el patrimonio del puerto; dejó además un legado cultural que se conserva en libros, documentales, periódicos y películas que narran la vida y la historia de los trabajadores del puerto. El propio Gerardo Gómez Castillo fue diputado federal y Presidente Municipal, venciendo en la contienda interna al "gallo" de Joaquín Hernández Galicia "La Quina" que en plenitud de cacicazgo hacía y desacía a placer lo que quería con Tamaulipas y sus gobiernos.

Me consta que en los ojos de don Gerardo había esperanza en un gran futuro para los obreros y los cooperativistas del GUA, él mismo lo decía al explicar que finalmente lo que buscaban sus fundadores (entre ellos su padre), era la repartición de la riqueza y los valores que ya he descrito.

Es una vergüenza lo que actualmente ocurre en torno a una organización pura, limpia y con toda una historia de cien años y varias generaciones de Alijadores que ven cómo el patrimonio por el que tanto lucharon y los bienes que dejaron, se vienen abajo por la codicia y la mala administración de quienes se quedaron al frente de ese barco que hoy se hunde sin remedio. Que pena.

 

mariogamez@live.com.mx

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