Otra vez, Loncho y Collado

"Sólo una persona mediocre está siempre en su mejor momento"

Wiliam Somerset Maugham, escritor británico

 

El hecho de que el Partido Acción Nacional haya ratificado las candidaturas de Luis Alonso Mejía García y Beatriz Collado como candidatos por la vía plurinominal a la próxima legislatura local de Tamaulipas, sólo habla de lo mal que andan los panistas en la designación de sus abanderados.

Vamos por partes; Loncho Mejía ya había sido en una ocasión diputado local, que fue cuando a los cuatro vientos gritaba que exigiría transparencia en el manejos de los recursos públicos en las Comisiones Municipales de Agua Potable y Alcantarillado de cada uno de los municipios del estado, así como de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.

Aquella viejas estrategias de campaña sólo sirvieron para nada, pues ya después se vino enterando que en cada Comapa hay un Consejo de Administración que está por encima del gerente en turno y en el que están incluidos como consejeros buena parte de los empresarios más representativos de la zona, además de las diferentes entidades de gobierno de todos los niveles; es decir la transparencia ya está implícita.

El caso de la UAT es similar, pues hay un consejo que revisa con lupa los informes del rector, pero todo ello sólo sirvió para que en su momento Mejía ganara las elecciones y desde el Congreso sólo se dedicara a atacar al gobierno del estado y a todo lo que oliera al PRI.

¿Quiere Luis Alonso Mejía ser diputado local?...la respuesta es sí. Y sí quiere, porque ya intentó ser gobernador, al inscribirse como aspirante y luego declinar en favor de su jefe político, Francisco Javier García Cabeza de Vaca; después intentó ser alcalde de Tampico, pero quedó fuera tras el dedazo de César Nava en favor de Magdalena Peraza Guerra; y ahora está en inmejorable posición para ir tras la legislatura desde la comodidad de una curul plurinominal. En otras palabras Loncho quiere ser lo que sea; gobernador, alcalde, diputado...de lo que se la den, sólo para seguir formando parte del presupuesto oficial y para servir desde ahí a su verdadero proyecto: Cabeza de Vaca.

El caso de la ex diputada federal Beatriz Collado de Altamira es muy similar; cuentan las malas lenguas que los panistas para tener el apoyo económico de su esposo, el empresario Isaac Rebaj, le ofrecieron la candidatura a la diputación federal que desde siempre tuvo muy bajas posibilidades de ganar. Sin embargo, el "efecto Calderón" la llevó a la legislatura y quizá ella y su propio esposo que sueña con ser alcalde, fueron los más sorprendidos.

Su trabajo como diputada federal pasó de noche, sólo presentó en sus tres años una sola iniciativa que por cierto fue rechazada, por lo que su productividad fue nula y su sueldo muy bien cobrado hasta el último peso. Es en esta contienda cuando José Julián Sacramento recibe el respaldo de Isaac Rebaj y en automático logra colar a su esposa a la posición plurinominal, para impulsar su propio proyecto: la alcaldía de Altamira.

En general el "chaqueterismo" de estos políticos panistas queda en evidencia, como también está perfectamente claro quiénes son los titiriteros que desde las alturas manejan al partido. Ya podrán echarse a la hamaca Loncho y Collado que desde ahora tienen ya un hueso seguro, un hueso que todos pagaremos en sus nada despreciables salarios y en las consecuencias de enviar nuevamente a quienes ya sabemos que no sirven para el trabajo.

 

LAS PATADAS DE AHOGADO

Tiene razón el presidente del PRI en Tampico, el diputado local Eduardo Hernández Chavarría cuando dice que los panistas tiran "patadas de ahogado" al acusarlos de organizar las manifestaciones en contra de la imposición de Magdalena Peraza Guerra como candidata a la alcaldía.

Incluso la novel dirigente interina de Acción Nacional, Rosario González debiera seguir el consejo de su homólogo priísta cuando le recomienda; "lo que tienen que hacer es sentarse con su militancia, sentarse a escucharlos realmente qué es lo que quieren, porque definitivamente aquí se ve que es un partido que no está siendo sólido, qué más le queda que tratar de echar culpas".

 

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