¡Tenemos candidatos!
"Cuanto más siniestros son los deseos de un político,
más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje"
Aldous Huxley, escritor inglés
Como cada elección, los juegos de intereses, los negocios, los amarres, el control de posiciones políticas y la imposición fue la única constante en la designación de los que se convertirán a la vuelta de unas semanas más en candidatos a la gubernatura, las presidencias municipales y las diputaciones locales en Tamaulipas.
No ha sido la democracia, los mejores perfiles, los ideales de partido o los valores de un buen servicio público los que siquiera han asomado la nariz en este proceso que simplemente ha recaído en un puñado de personas que son capaces de controlar todo un sistema de partidos, de gobierno y de sociedad en su conjunto.
La imposición de candidatos en el PRI, el PAN, el PRD, el Partido Verde, Nueva Alianza, Convergencia y el Partido del Trabajo ha sido el más lamentable de los comunes denominadores que ha predominado en el escenario político del estado, con cualquier cantidad de pretextos: no es más importante la "unidad" priísta que el temor de los panistas al narco o la falta de estructura del resto de los partidos para que se designe a quienes podrán ser parte de la boleta que enfrentaremos los ciudadanos el próximo 4 de julio.
Es el dedazo vil que atenta contra el talento, las ideas, la inteligencia, los valores y los aspirantes que sí buscan servir a una comunidad, en donde las las candidaturas independientes no existen, ni siquiera en el discurso de los tamaulipecos. Pero no es nada nuevo.
Lo que acabamos de observar es, como escribí al inicio de este espacio, lo mismo de cada contienda, sólo con diferencia de intereses, de jugarretas políticas y de los políticos "chapulines" que van de cargo en cargo mamando del presupuesto y conservando su status quo a partir de los negocios que puedan lograr al margen de la ley o anidados en sus lagunas y resquicios.
Como electores, tenemos la obligación de conocerlos, de saber quiénes son, a quién representan en realidad, que intereses llevan bajo el brazo al pedir en nuestra puerta el tan ansiado voto. De antemano hay que saber que no son los mejores, los más capaces o los que realmente pueden cambiar nuestra historia.
Simplemente son quienes nos merecemos por la mediocridad de partidos políticos que tenemos, por los representantes que lo ´único que hacen es enriquecerse mientras nos venden espejitos y nos sonríen, porque son bonachones, porque tienen la sangre ligera y caen muy bien. "No importa que roben, pero que hagan algo" dice el vox populi ya con plena consciencia de lo que evidentemente ocurre: las promesas que cada campaña se construyen y se van al vacío al terminar la administración.
Al ciudadano común le importa un cacahuate si cualquiera de los partidos ha lanzado a sus mejores hombres, si al final de cuentas, cada vez más sufren de la carestía de una crisis que ya no aparece en los discursos pero cada vez más se siente en los bolsillos, en el desempleo, en la miseria que crece todos los días.
Ahora resulta que la mayoría de los aspirantes son diputados ¿se trata de que son tan buenos para legislar (hacer y modificar leyes) como para gobernar (administrar) una ciudad entera?...ojalá fuera así, pero la realidad es que ni idea tienen ni de una cosa, ni de la otra, apenas nociones que con unos buenos cursos se refuerzan para que no se les venga el mundo encima mientras hacen sus negocios, mientras están de paso en un cargo para el que evidentemente no están capacitados, pero no importa, al cabo caen muy bien.
mariogamez@live.com.mx
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