Playa pública y limpia
"De qué sirve una casa si no se cuenta con un planeta tolerable para situarla"
Henry David Thoreau, escritor norteamericano.
De acuerdo con la Ley de Aguas Nacionales las playas son públicas y cada determinado espacio (algo así como 200 metros) debe haber un acceso libre, además que tampoco puede haber ningún tipo de construcción a menos de diez metros de la última marca de una ola; de esta manera de salvaguarda que haya acceso total a cualquier persona a los litorales mexicanos, en otras palabras no hay playas privadas en México como tales...al menos legalmente.
Si este precepto legal se cumpliera, cualquier ciudadano podría ser capaz de recrearse en las dos playas que tiene el municipio de Altamira; la Playa Tesoro y la Playa Dunas Doradas, pero no es así, pues de entrada no existen los libres accesos a las playas, ya que se encuentran restringidos por personal de seguridad contratados por la Administración Portuaria Integral de Altamira, que es parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Si usted trata de entrar, los guardias le impiden el paso y hasta lo amenazan con consignarlo si se atreve a traspasar la "propiedad privada" de la API, sólo en la época de la Semana Santa, cuando más de un millón de turistas abarrotan el kilómetro de playa que tiene Miramar, es cuando se abren los caminos y se permite el paso a los turistas.
Esto es una aberración por todos lados y sobran las preguntas en torno a qué intereses impiden el libre acceso del público a una playa tan hermosa como lo es la de Altamira, si los industriales juran sobre la Biblia que no hay contaminación ambiental, si rechazan que haya descargas ilegales que pudieran afectar la salud de los bañistas, de la flora y fauna del sitio y desequilibrar el ecosistema que hay ahí.
Porqué impedir la entrada, si Pemex tampoco descarga ningún tipo de residuo en el mar y sus buque-tanques y ductos de alta tecnología impiden que exista cualquier tipo de derrame de crudo en el lecho marino, ni mucho menos se ven ya aquellas olas negras por las grandes descargas de chapapote.
Tampoco hay ya los fétidos olores que emanan de las lagunas de oxidación que se encuentran junto a unos cuantos metros del mar y que son el destino final de millones de litros de aguas residuales del sur de Tamaulipas.
Por todo ello me causó extrañeza que exista en el municipio de Altamira la intención de solicitar al gobierno federal que se concesionen los terrenos de la playa para hacer ahí un proyecto turístico que venga a desarrollar esa zona; sin embargo habría que preguntarse antes de hacer esto una realidad; ¿irán los turistas a una playa tan contaminada?
Las consejeras
En otros asuntos hay una evidente molestia en una buena parte del Partido Acción Nacional en Tampico, una molestia que se refleja sólo en la persona de la dirigente del partido Hilda Margarita Gómez Gómez, quien aparentemente no tuvo voluntad para convocar a los panistas y llevarlos a la asamblea del pasado domingo a la capital del estado, en donde se eligieron a los nuevos consejeros del partido.
El resultado es malísimo para los panistas de Tampico; de 9 consejeros estatales que tenían, únicamente quedaron tres: Juana Griselda López, María Luisa Tavares y Sonia Conde. Los propios panistas se cuestionan si la dirigencia de Hilda Gómez está llevando al PAN a ser nuevamente un partido chiquito, muy lejos de los grandes triunfos que los caracterizaron hace algunos años.
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