Senadora en boga
"Cita siempre los errores propios antes de referirte a los ajenos.
Así nunca parecerá que presumes"
Noel Clarasó, escritor español
Sentado a la mesa de un café con una de las personas con más andamiaje político en Tampico, Roberto González Barba, (Sempiterno aspirante a la alcaldía de Tampico -él afirma que desde 1972, el año en que yo nací- lo están destapando), surgió el tema de una experiencia que tuvo en una ocasión cuando fue diputado federal y había una diputada del Partido Acción Nacional que a capa y espada defendía los postulados político-religiosos de su partido, y con los ojos cerrados entregaba su férreo debate a cualquier propuesta surgida desde Acción Nacional.
González Barba creía recordar que era de Coahuila; pero no, se trata de la senadora Teresa Ortuño Gurza, del estado de Chihuahua, a quien conocí muy bien en diferentes coberturas informativas en aquel estado hace apenas unos meses.
Pero si bien no había terminado la charla con González Barba, cuando ya leía a la columnista Katia D´Artigues que criticaba fuerte a la misma senadora, por publicar un texto sobre cómo en la política a veces no hay consensos suficientes para lograr lo que uno quiere, con referencia al paquete fiscal 2010. En aquel blog, Ortuño publicó: “Cuando llegué al Senado, lo hice con el compromiso de nunca ensuciar mi conciencia. Así ha sido. Claro que no siempre se siente una con la sensación de estar realizando el GRAN cambio, pero razonablemente me siento satisfecha de lo hecho. La aprobación del paquete fiscal 2010, no es la excepción. No fue lo mejor. Es como un niño que nos nació con discapacidad y bastante feíto. No me pidan que les diga que es hermoso; que es maravilloso; para nada, sin embargo, hemos de dar ‘razón de nuestra fe’, dice San Pablo”.
Reía yo a carcajadas por imaginarme a la senadora como es, grande, muy grande física y retóricamente hablando, y con los suficientes arrestos para enfrentar la denuncia penal que en su contra puso el gobernador de Chihuahua José Reyes Baeza terrazas por haberlo llamado "cómplice por omisión" de la inseguridad que el narcotráfico ha provocado en aquel estado.
Pero mi sorpresa aumentó este domingo, cuando tuve la oportunidad de leer la columna semanal que publica Carlos Monsiváis, la cual intituló "El regaño dietético de la senadora", en donde desmenuza muy bien a María Teresa Ortuño como la vocera institucional del presidente Felipe Calderón, la defensora de oficio del PAN y la voz femenina de la conciencia de una clase muy bien acomodada que puede desde su propia trinchera "criticar" de una manera muy liviana al poder que encabeza su propio partido.
Monsiváis citó textualmente a Ortuño con la descripción que hace del paquete fiscal de Calderón; "Es hora de que todos nos apretemos el cinturón, y por favor, no me vengan con esa demagogia de que nadie puede apretárselo, porque perdónenme pero en dondequiera hay grasita y se puede quitar grasita sin llegar al músculo, ni al hueso, no se vale echarle la pelota a Calderón".
Se trata de la misma descripción que la senadora me hizo en una entrevista que grabé para Televisa hace un par de meses y que no ha cambiado un ápice el discurso a pesar de la evidente defensa que hace del presidente, quien ha tenido el sexenio con mayor burocracia en la historia de México, así de simple.
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