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¡Imagínese!

El colapso que viene

“Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada el mal;

el buen juicio no necesita de la violencia”

León Tolstoi, escritor ruso.

La figura del presidente Felipe Calderón sobre un jeep, con una casaca verde olivo y gorra militar, flanqueado por los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina al pasar revista a las tropas de las fuerzas armadas, es lo primero que viene a mi mente cada vez que el jefe del poder Ejecutivo hace referencia a la “guerra contra el narcotráfico”.

Es inmediatamente inevitable no pensar en que el país es zona de guerra, una guerra que ha costado y sigue costando miles de vidas y miles de millones de dólares.

He recibido en mi correo electrónico algunas solicitudes de ofrecer un panorama de cómo se vive esta guerra en Chihuahua, donde actualmente radico. La realidad es que es uno de los encargos más difíciles de escribir pues la fría visión de las estadísticas y los hechos, es precisamente la de la soledad de un campo de guerra.

Más de 2,000 ejecuciones en lo que va del año (el año pasado fueron poco más de 2, 500), una cantidad incuantificable de secuestros y desapariciones, duros golpes y homicidios a las comunidades y grupos sociales que tratan de levantar la voz, como los Mormones de Le Barón en el municipio de Galeana o los Menonitas de Cuauhtémoc; atentados en contra del gobernador del estado (en donde perdió la vida su jefe de escoltas), la ejecución del presidente municipal de Namiquipa, un atentado en contra del hijo del alcalde de la capital, el asesinato del hijo de un ex gobernador, otro ataque contra los directores de los penales (en donde murieron tres escoltas).

La ejecución de un periodista y la desaparición de otro hacen que ejercer el periodismo en Chihuahua sea, de acuerdo con la Sociedad Interamericana de Prensa, más peligroso que hacerlo en Irak o Afganistán.

 

Miles de militares (5 mil llegaron la última vez) y los operativos conjuntos Chihuahua y Juárez han sido inútiles para contener la ola de violencia que no sólo afecta a los grupos del crimen organizado, sino también a comandantes de las corporaciones policíacas municipales, estatales, federales y militares, pero también a civiles inocentes, incluyendo niños y hasta bebés.

Otros datos que hablan del tamaño de la tragedia es que casi el 35 por ciento de los ejecutados son jovencitos que no alcanzan los 18 años de edad; o el hecho de que las autoridades sanitarias de Ciudad Juárez están muy preocupadas, porque el Servicio Médico Forense ya no se da abasto para recibir un promedio de doce cadáveres por día, casi todos en condiciones deplorables y que representan un serio riesgo para la salud.

Chihuahua, Sinaloa, Baja California, Durango Guerrero y Michoacán son las entidades más violentas en lo que va del actual sexenio. Pero en otras entidades del país, (como el caso de Tamaulipas) el secuestro impune y no denunciado es una de las principales fuentes de financiamiento de los diferentes cárteles de las drogas que han sido golpeados por el gobierno en sus bienes.

Aquí en la capital de Chihuahua la Policía Municipal (que en otro tiempo fuera ejemplo nacional de efectividad y transparencia) dio de baja a 70 elementos que simplemente no pasaron los exámenes de confiabilidad del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Pero hay otro factor importante; el de la delincuencia común; 90 mil desempleados en lo que va de este 2009 y 55 mil indígenas Tarahumaras, de los que el 80 por ciento viven en pobreza extrema hacen de Chihuahua uno de los estados con mayor aumento de la delincuencia común, y para muestra un botón; aquí en la capital, 33 automóviles son robados y 20 pequeños comercios son asaltados cada día, lo que provoca que la policía muchas veces deba decidir entre atender a una víctima de la delincuencia común, o del crimen organizado.

Sea en Chihuahua, en Tamaulipas o en cualquier otro rincón del país, el gobierno federal debe evaluar si esta guerra en el marco de varias crisis está realmente funcionando, o si debe adoptar una estrategia mucho más inteligente y efectiva que  evite un colapso social.

 

mariogamez@live.com.mx

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