El Circo
Mario Alberto Gámez
“Todos los males de la democracia
pueden curarse con más democracia”
Alfred Emmanuel Smith, político estadounidense
El Congreso de Tamaulipas se ha convertido en un verdadero circo de tres pistas. Y no lo digo por los raros especimenes políticos que se ven ahí, sino por los acontecimientos que ahí han tenido lugar en las últimas sesiones.
La sede del Poder legislativo estatal debería estar en constante movimiento, trabajando diariamente preparando reformas judiciales, fiscalizando cuentas del erario y entregando cuentas puntuales a los acontecimientos que e van moviendo en el estado.
Todo lo contrario a lo que hemos visto hasta ahora: desencuentros entre las fracciones partidistas manifestaciones burlonas, grandes discursos que en el fondo están vacíos y una muy pobre producción de iniciativas.
A la sede del Congreso ya se meten por igual un dirigente como Ausencio Eng con un centenar de seguidores que a mentadas de madre exigen cualquier barbaridad de cosas como la regularización de invasiones como la Mano con mano, así como la dirigente panista Silvia Cacho puede arremeter contra comunicadores, empujarlos y retarlos a un examen antidoping.
Qué decir de la diputada perredista Diana Chavira que abiertamente encabeza una protesta en el interior del recinto legislativo en contra del líder priista Ricardo Gamundi, quien con un enorme colmillo (o desfachatez) posa frente a las pancartas que exigen su destitución para la foto y luego declara que son manifestaciones amarillas con fondo azul.
El propio Gamundi puede enfrentar con el arma del mayoriteo en la mano a Francisco Javier García Cabeza de Vaca y en su cara decirle que no respeta los acuerdos a los que con él llega en privado.
O que tal el diputado panista Vicente Verástegui Ostos que puede beber cerveza en la sala de sesiones, al fin que tiene a su compañera la diputada Leonor Sarre que se burla de los reporteros repartiéndoles té verde, tratando de justificarlo.
Mientras tanto la tan sobada Reforma Electoral del estado, las modificaciones a la Ley de Adolescentes, la Ley de egresos para el 2009 y todo un universo de leyes, aprobaciones y cuentas públicas olvidadas (¿a propósito?) duermen el sueño de los justos; por cierto…¿y para cuándo el nuevo procurador?
Está claro que el sello de esta legislatura ha sido el de perder el tiempo, han cambiado el muy poco y valiosísimo tiempo de legislar por pleitos, protocolos, ceremonias, en fin, por convertir en un espectáculo la labor del diputado, muy diferente para lo que fueron electos… ¡imagínese!
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