Adolescencia
“La juventud tiene el genio vivo y el juicio débil”
Homero, poeta griego
Mario Alberto Gámez
Apenas llegué a la juventud y sólo buscaba salir de casa. Salir a jugar futbol siempre fue mi mejor pretexto para tomar las calles y vagar por la colonia Mainero, en donde viví algunos años. Ahí conocí a varios vecinos que a la postre se convirtieron en amigos con los que solía jugar.
Junto con algunos primos y ya en bola agarrábamos camino y recuerdo que una de las mejores experiencias que tuve fue la de recorrer los muelles del Puerto de Tampico, burlando la muy pobre seguridad que entonces existía para subir a los barcos de carga.
A bordo de aquellas embarcaciones nos hacíamos entender con los marinos a quienes intercambiábamos revistas, refrescos, etc; por artículos de uso común, desde revistas hasta comida enlatada de todo el mundo.
Todo ello ocurrió hasta que un día, un agente aduanal (la policía portuaria de entonces) nos pegó una persecución por medio puerto y varias calles del centro. Entendí entonces que cometíamos un delito y que podíamos pasar un trago muy amargo por aquel inocente juego.
Pero las cosas hoy en día son muy diferentes: un jovencito de 17 años de edad asesinó a su padre. La justicia lo encontró culpable y lo condenó a 40 años de prisión; sin embargo la modificación de las leyes en la búsqueda de una readaptación social, provocaron que este muchacho recibiera una pena más corta y que finalmente al cabo de unos años saliera en libertad.
Se trata del mismo joven que llevó a esta banda de secuestradores a plagiar a una jovencita, propietaria de una estética de la colonia Lomas de Rosales, lo que prueba claramente que la readaptación social es un cuento chino.
Es hora en que los legisladores se pongan a trabajar en crear un reglamento para la Ley de Infractores Menores que evite que este tipo de casos prolifere y lo que para un adolescente sea un juego de delincuencia, nos haga pagar un precio muy alto…¡imagínese!
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