Esperanza
Mario A. Gámez
“Si supiera que el mundo se acaba mañana,
yo, hoy todavía, plantaría un árbol”
Martin Luther King, religioso estadounidense.
Mi padre solía contarme lo mucho que admiraba, y al mismo tiempo aborrecía el altruismo de mi abuelo. Recordaba que en el Tampico de la década de los años cincuentas, don Mario Gámez López era un comerciante, propietario de la Ferretería “El Loro”, en la esquina de las calles Carranza y Alfaro del centro de la ciudad.
Con diez hijos en casa, mi abuelo veía pasar a un carretonero que con el cansancio de una larga jornada encima poco había logrado vender de su cargamento de tomates; lo llamaba entonces y le compraba toda su carga; lo que significaba que la familia desayunaría, comería y cenaría algo…con tomates.
Esta acción de altruismo, fue lo primero que vino a mi mente luego de conocer de primera mano el anuncio de solidaridad hecho por la Asociación Regional de Comerciantes e Industriales Mexicanos, cuando en voz de su presidente Jorge Carreño Leura anunció el viernes pasado que en plena cuesta de enero iniciaron una campaña de descuentos hasta del 40% en más de 350 productos que expenden los asociados a la ARCIM, casi todos en el centros de la ciudad.
Sin lugar a dudas una medida que hubiera respaldado mi abuelo, que coincidentemente fue socio de la ARCIM; una muy buena noticia entre muchas malas, que pone además ejemplo solidario, de que un organismo empresarial puede ser mucho más que críticas y beneficios sólo para sus agremiados.
Aquel hartazgo de mi padre y sus hermanos por el menú lleno de tomates, se compensaba con la satisfacción de una buena acción en beneficio de los que menos tienen...¡imagínese!
A la caza del tránsito corrupto
Reproduzco ahora un fragmento del correo que me envió Modesto Mier Nájera: “Lo invito a que un día circule por la prolongación de la Avenida Hidalgo, note que los semáforos están sincronizados y no se ve a ningún agente de tránsito; pero sólo cruce la divisoria y sólo son semáforos en rojo y he llegado a contar hasta 12 agentes. Todo es la corrupción en tránsito”.
Efectivamente, hice el recorrido y no sólo tiene razón nuestro lector en todo sino que se queda corto; yo conté 17 agentes y por lo menos 6 unidades de tránsito deteniendo sistemáticamente a los automovilistas.
El ex alcalde Juvenal Hernández Llanos de plano dobló las manos y dijo que era “imposible” rescatar de la corrupción a su propio departamento de tránsito; el alcalde entrante, Javier Gil Ortiz prometió apenas hace un par de días cazar a los corruptos y extirparlos de Altamira…al tiempo.
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