La realidad de los Reyes
Mario Alberto Gámez
“Mi sueño es el de Picasso; tener mucho dinero
para vivir tranquilo como los pobres”
Fernando Savater, escritor español
Miles de niños esperan esta día con ansia: la llegada de los Tres Reyes Magos, la tradición religiosa que cuenta el arribo de Melchor, Gaspar y Baltasar a Belem para ofrecerle obsequios al Niño Jesús.
Llamados sabios o astrónomos, aquellos personajes que se guiaron por una estrella que presagiaba la llegada del nuevo rey a quien ofrecieron oro (por su naturaleza real), incienso (por su naturaleza divina) y mirra (por su sufrimiento y muerte futura).
Es por ello que en recordatorio a esta fecha se acostumbra dar regalos a los niños que hicieron para ello cartas en las que refrendaron que se habían portado muy bien a lo largo del año y con ello son merecedores de los presentes.Esta carta la ponen los niños junto con uno de sus zapatos, ya sea abajo del árbol de Navidad o a un lado del nacimiento.
Muchos niños prefieren atarla con un cordón a un globo y lanzarla a fin de que su carta llegue al cielo junto a los Reyes Magos. En otras ciudades se acostumbra hacer un desfile de Reyes, en el cual muchos carros alegóricos desfilan adornados con muchos colores especialmente para los niños, con música, payasos, gente disfrazada y no pueden faltar los Tres Reyes Magos quienes que van regalándole obsequios o dulces a los niños.
Las bellas tradiciones contrastan con la fría realidad.La realidad de los “reyes” auténticos en nuestra zona es muy diferente; es la realidad de los aumentos a la gasolina y a casi todos los productos de la canasta básica, del kilogramo de tortilla a 14 pesos, de las deudas y los impuestos, de las largas filas en las casas de empeño y del marcado desempleo.
La crudísima cuesta de enero que se vive no da pues para la suntuosidad de Melchor, Gaspar y Baltasar, ni siquiera para la rosca, mucho menos poder planear la Candelaria...¡imagínese!
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