Esquizofrenia de temporada
Mario Alberto Gámez
“Es bonito tener dinero y cosas que puede comprar el dinero,
pero también es bonito tener las cosas que el dinero no puede comprar”
George Horace Lorimer, Periodista Estadounidense
Cuando era niño volví loco a mi padre con un cochecito de bomberos (todavía de pedales) que deseaba como regalo navideño.Era una época difícil para mi familia, sin embargo con un gran esfuerzo (que incluyó todo su aguinaldo), mi padre logró regalármelo.
Eran las navidades de 1977 y a mi casa en Ciudad Juárez, Chihuahua, llegó entonces mi abuela procedente de los Estados Unidos; por las prisas apenas alcanzó a regalarme una pequeña guitarra de plástico que le había costado apenas un dólar y que fue suficiente para ponerme tan contento, que me olvidé por completo mi oficio de “bombero”. Estupefacto, mi papá no lo podía creer.
La lección es simple, pues la felicidad de un niño no está en las grandes sumas de dinero, sino en el tesoro de su imaginación.
Basta ir a cualquier centro comercial por estos días, para darse cuenta que la enorme derrama de dinero simplemente enloquece a las masas que se abalanzan sobre las mercancías como si fueran gratis...como si a la abundancia decembrina no sobreviniera un enero austero, como si ya no hubiera deudas que pagar.
El asunto empeora con noticias como la de hoy del incremento gradual a los refrescos y el tabaco, lo que augura otros aumentos que paulatina, casi imperceptiblemente deterioran el poder adquisitivo, como el caso de las gasolinas que envueltas en una espiral inflacionaria, jamás dejan de incrementar su precio en nuestro país.
Si con todo ello usted decide dilapidar los pocos o muchos recursos que tenga, le habrá vencido el consumismo, que además habrá sido en vano.En esta era tecnológica mi hija mayor, de catorce años desea como regalo un iPod y presagio que la historia podría repetirse...¡Imagínese!
mario.gamez@diariodetampico.com
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