Disculpen las molestias
“Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo,
en vez de aprovecharlo como aviso providencial
de nuestra ligereza o ignorancia”
Santiago Ramón y Cajal, Escritor y médico español
¡Claro!...porqué debe gastar el municipio en colocar un puente peatonal en el adefesio que construyeron en el paso Tancol, si ahí está Soriana. Total, a ellos son a los que les conviene que no atropellen a sus clientes. O por lo menos es lo que deben procesar las neuronas del alcalde de Tampico respecto al tema.
Las críticas sobre el nuevo paso a desnivel no son pocas por parte de los empresarios que ven un grave problema vial que de por sí se complica cada día más; de la ciudadanía, los automovilistas y choferes del transporte público que esperaron casi un año de muchísimas molestias y desviaciones que estaban peor que las brechas de los ranchos, para obtener “cero” beneficio, pues ni se ahorra tiempo, ni se organiza el tráfico ni mucho menos se evitan accidentes, ¡al contrario!
La ciudadanía no pidió esa obra y mucho menos Soriana que ahora más que nunca tiene problemas de acceso por parte de automovilistas y peatones.
Pero los errores de este tipo parecen ser ya una constante, pues tan sólo habría que recordar que los comerciantes del área tuvieron que soportar millonarias pérdidas durante el proceso de construcción; algo muy similar a lo que ocurrió con el paso de la Avenida Hidalgo y Valles, donde algunas empresas exigieron en su momento al municipio que no quitara los accesos a sus negocios y donde la empresa de automóviles Honda de plano tuvo que emigrar, pues el puente le “escondió” el negocio.
“Disculpen las molestias, estamos trabajando”, dijo constantemente el alcalde Fernando Azcárraga (para quien todo comentario es “golpeteo político”), aunque de él no dependen las obras en sí, pues es una inversión del gobierno del estado y al municipio sólo le toca la supervisión, pero las “molestias” representaron la pérdida de millones de pesos en progreso para la ciudad, la pérdida de al menos una vida humana en su construcción (¿cuál supervisión de seguridad?) y por el rumbo que están tomando las cosas puede representar también la pérdida de más inversiones.
Imagínese un gobierno que no hace obras “de relumbrón” sino eficientes y urgentes; imagínese una administración municipal con la suficiente autoridad moral para decir “sin pelos en la lengua” que lo que están haciendo es una porquería...¡Imagínese!
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