Invasores: carne de cañón
"Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño"
Friedrich Nietzsche, Filósofo alemán
Las invasiones de terrenos siguen siendo en pleno siglo XXI uno de los peores dolores de cabeza de las autoridades de cualquier nivel de gobierno y no deja de ser un chantaje para el que se usa a la gente más necesitada como "carne de cañón".
Saco esto a cuento porque hoy, justamente hace un año, el gobernador Eugenio Hernández Flores y el alcalde de Tampico, Oscar Pérez Inguanzo aplicaron la ley y sacaron a la última invasión que quedaba en este municipio utilizando para ello la fuerza pública.
La invasión de los terrenos de la isleta del Zapote, aledaños al Libramiento Poniente de Tampico permaneció ahí por más de quince años, a pesar de que los terrenos que ocupaban no son aptos para establecer ahí vivienda alguna, por estar debajo de la cota permitida por la ley, además de ubicarse junto a un estero y un canal de aguas contaminadas.
La colonia "Mano con Mano", llamada así por establecerse durante el sexenio de Manuel Cavazos Lerma que utilizaba ese slogan, logró hacer tal presión en la opinión pública del sur de Tamaulipas que hubo incluso una administración municipal que les instaló el servicio de tomas públicas de agua potable, cuando la ley no lo permite al no ser un asentamiento humano regular.
Cientos de familias de muy humildes recursos que ahí se establecieron fueron vilmente utilizadas no sólo por pseudo-líderes que solamente les sacaban el poco dinero que ganaban a cambio de la promesa de una escritura, sino por una larga lista de políticos que en su momento buscaron el clientelismo político y al mismo tiempo querían dar la imagen de que se solidarizaban con estas familias.
El hoy delegado del IMSS en el estado, Jesús Nader Nasrallah en campaña buscando por el PAN la alcaldía de Tampico, incluso llegó a pernoctar en una caseta de madera acondicionada para tal fin en esta colonia, a fin de hacerse de la simpatía de los grupos que integraban la invasión y crear entre los tampiqueños la solidaridad que hubiera llevado a regularizar estos terrenos con la ayuda del gobierno federal; sin embargo perdió la contienda.
El actual alcalde saliente Oscar Pérez Inguanzo fue quien finalmente inició las negociaciones con la gran mayoría de los habitantes de dicha invasión para llevárselos al municipio de Altamira, en donde se les ofreció una casa a muy bajo costo con la aportación del gobierno del estado.
Sin embargo el grupo que se radicalizó incluso quiso sorprender a la autoridad metiendo más gente de la que realmente había a fin de acaparar más casas en Altamira o más predios en otro sitio, fueron quienes llegaron a la violencia al momento del desalojo por parte de los elementos de la Policía Metropolitana.
Las imágenes de la "brutalidad policíaca" se exhibieron a nivel nacional hoy justo hace un año, cuando en realidad la autoridad simplemente hizo su trabajo, lo que le costó la prisión a varios de los cómplices de ese movimiento.
¿Se vale llegar de "paracaidista" a un terreno y expropiárselo por el simple hecho de ser pobre?...yo creo que no. El estado de derecho tiene reglas muy claras al respecto y el sentido social está muy lejos del concepto de "delincuente".
Es por ello que no se entiende a algunos partidos políticos (como el caso del PRD en Madero o algunos caciques como Juan Genaro de la Portilla) que aún engañan a la gente prometiéndoles terrenos a cambio de su lealtad...cuando en realidad simplemente se burlan de ellos enriqueciéndose a sus costillas.
Hay aún en el caso que nos ocupa un grupo de unas 200 familias que siguen exigiendo que les paguen por un terreno que nunca fue suyo, o que los reubiquen en Altamira, aún y cuando perdieron ese derecho al tratar de engañar a las autoridades y enfrentarse con la policía, creyendo que al hacerse las víctimas lograrían estar por encima de la ley. Ojalá que ese mismo ejemplo se pueda aplicar en otros municipios en donde las invasiones son cosa de todos los días.
mariogamez@live.com.mx
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