Geño, Peña y el beso del diablo
“El que es elegido príncipe con el favor popular
debe conservar al pueblo como amigo”
Nicolás Maquiavelo, historiador italiano
Eugenio Hernández Flores fue uno de los 18 gobernadores (cuatro de ellos electos) que asistieron al cuarto informe del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, que no hay duda que poco a poco se consolida como la mejor (quizá la única) carta fuerte del PRI para la sucesión presidencial del 2012.
Aún no rendía Felipe Calderón su tercer informe de gobierno, cuando ya Eugenio llamaba a la unidad como una base fundamental para sacar al país de la serie de crisis que enfrenta…Peña Nieto también lo hizo.
El cuarto informe del gobernador mexiquense dejó toda una serie de lecturas políticas que seguramente se irán analizando poco a poco, pero quizás una de las más interesantes no fue la presencia del secretario de gobernación Fernando Gómez Mont, como representante del poder Ejecutivo, sino la asistencia en primera fila y mención especial, del Premio Nobel de química, Mario Molina, quizás el científico mexicano de mayor importancia en los últimos años. Su presencia sólo puede interpretarse como un símbolo de que Peña Nieto ya tiene a su lado a las mejores mentes del país trabajando para su proyecto.
Pero no faltó el pelo en la sopa y era muy difícil para los medios ignorar la presencia del ex candidato presidencial del PRI Roberto Madrazo Pintado, quien pretendió utilizar el foro para hacer un “destape”, y de pasada quedar bien con el anfitrión de la fiesta.
Pero montado en una ola de popularidad con el 7.5 de aprobación, (su mejor nivel desde que inició su administración) Enrique Peña Nieto ni se despeinó con las declaraciones de Madrazo y el hecho de que retomara el discurso de la unidad, viene a fortalecer la hipótesis que ya delineó el nuevo coordinador de la bancada priista en la cámara de diputados, Francisco Rojas, cuando externó que el PRI quiere volver a Los Pinos, pero con un país fortalecido y por ello su partido respaldará el debate parlamentario a fin de evitar el “derrumbe de las instituciones”.
Por cierto que estas declaraciones fueron tomadas por Andrés Manuel López Obrador para construir toda una telenovela que contó en Xalapa y que se preparaba para retransmitir en Ciudad Victoria con el mismo éxito: apenas un puñado de seguidores de su “gobierno legítimo”.
La realidad es que la unidad a la que convocó Eugenio Hernández y que después retomaron Calderón y Peña Nieto en sus informes, no es más que la única solución que tenemos todos y en ello va implícito pagar el precio: reformas de fondo con ajustes al cinturón, si es que aún se puede ajustar más.
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