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¡Imagínese!

Abuelos, botín político

Mario Alberto Gámez

 

“La arrugas del espíritu nos hacen

 mas viejos que las de la cara”

Michel Eyquem de Montaigne,

 escritor francés

 

 

 

Siempre admiré mucho a mi abuela materna por el coraje y empeño que ponía a cada cosa que hacía. Desde muy niña cantaba a beneficio de la ciudad de los niños en su natal Monterrey, era muy hermosa, dueña de una portentosa voz y hasta hizo dos películas en la época de oro del cine nacional, una de ellas con Armando Calvo.

 

 

Rosita Carballo “La Rancherita del Norte” quizá sólo la recuerden los adultos muy mayores, pues al casarse con mi abuelo, el locutor José Hernández Chávez “Pico de Oro”, dejó el escenario para dedicarse a su familia en la década de los años sesentas, hacia el final de su vida fue pensionada del ISSSTE en el Distrito Federal donde vivió siempre.

 

 

En principio no entendía porqué para cobrar su pensión debía presentarse personalmente en la tesorería, pues tenía que demostrar que seguía con vida; después comprendí que se trataba de evitar fraudes.

 

 

Cantaba de contenta mi abuela cuando se enteró que el entonces jefe de gobierno había autorizado una pensión económica para los mayores de 65 años en la capital del país; quizás por ello se volvió fan de Andrés Manuel López Obrador, le caía muy bien.

Se identificó con El Peje, pues pregonaba que de los viejos nunca nadie se acordaba, si es así en la familia, mucho menos el gobierno.

 

 

Desde ese momento, a los gobiernos de todos los niveles y de todos los partidos no les quedó de otra, más que voltear hacia el sector más olvidado en México, paradójicamente, el más respetado y cuidado en otras culturas, como en Japón.

 

 

Es por esto que no se entiende que la Secretaría de Desarrollo Social, borrara de un plumazo los apoyos financieros que a través del programa Hábitat se otorgaban a los adultos mayores de doce municipios de Tamaulipas, entre ellos ciudad Madero. Son muchos de nuestros viejos los que, después de recibir 1,800 pesos al trimestre, se quedaron con un palmo de narices.

 

 

Claro, no es lo único con lo que cuenta este sector de la población, pues el gobierno del estado también tiene el programa “Adopta un abuelito”, con el que los mayores pueden recibir diversos apoyos, sólo que para ello…se requieren padrinos. Gente altruista que colabore para darles una mejor calidad vida a los abuelos más desprotegidos y donde también el estado aporta, aunque no en dinero en efectivo.

 

 

Grave resultaría que el asunto termine por politizarse y deje nuevamente a los abuelos en el total abandono, aunque desafortunadamente ya hay algunas señales de que así será.

 

 

Por lo pronto el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) que es un programa federal, ya ha tenido algunas fricciones con los ayuntamientos del estado pues no quieren promocionar un programa que resulta muy similar al del gobierno estatal.

 

 

La voz de mi abuela se apagó lamentablemente hace ya tres años aquí en Tampico, de otra forma, ya estaría gritando a todo pulmón la injusticia de quitar sólo por quitar este recurso tan indispensable para muchos.

 

 

mario.gamez@milenio.com

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