Libertad o ambiente limpio
Mario Alberto Gámez
“De los fumadores podemos aprender la tolerancia.
Todavía no conozco uno sólo que se haya quejado de los no fumadores”
Alessandro Pertini, político italiano
Un hombre pequeño introduce su mano en uno de sus bolsillos, saca entonces una cajetilla de Marlboro rojos y se la ofrece al muchacho que toma dos cigarrillos, le paga cuatro pesos y se va con toda tranquilidad.
La escena ocurre frente a una escuela secundaria de Tampico y el oferente, resulta ser un ambulante que con un carrito de madera vende dulces y chicles afuera de la escuela a los estudiantes, y para el que pregunta…también hay cigarros sueltos por dos pesos.
Es el vivo ejemplo de que ni en Tampico, ni en Tamaulipas se cumple la Ley de Protección a no Fumadores, vigente (e ignorada) desde el 2006.
Un anciano con apariencia pueblerina, en huaraches y sombrero de palma, enciende un cigarrillo en la sala de espera de un hospital público, espera pacientemente que su hija, una adolescente de una congregación del norte de Veracruz, de a luz al que será su segundo nieto. Muy cerca un guardia de seguridad lo observa, pero no le apercibe, es más, lo ignora y sigue su rondín.
Desde una escuela de Ciudad Victoria, el secretario de educación en Tamaulipas, José Manuel Assad Montelongo, declara que ya hay dos mil cien escuelas “libres de humo de tabaco” en la entidad.
El anuncio lo realiza en medio del debate sobre la nueva legislación nacional que fue publicada en el diario oficial de la federación y que entrará en vigor antes de 90 días, discusión que se reavivó con la conmemoración del día de no fumar.
El discurso político del estado está realmente muy lejos de la realidad. En ningún edificio público se cuida que no se fume, ni tampoco hay quien vigile que no se vendan cigarros sueltos o paquetes enteros a menores de edad, la verdad es que las estadísticas oficiales hablan de que los tamaulipecos comienzan a fumar desde los diez años, y si los padres no se dan cuenta, pues las autoridades menos.
Lo peor del caso es que la nueva legislación contempla complicarle la existencia a los empresarios de los restaurantes que tendrán que lidiar ahora con su propia clientela fumadora que se ahuyente y hasta con los que se les vayan sin pagar la cuenta con el pretexto de salir a fumar (como ya ocurre en la capital del país), podrán ampararse, pero les podría pasar lo que a Sarnbors, aunque eso sí, podrán presumir un“ambientes libre de humo de tabaco”…¡imagínese!
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