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¡Imagínese!

El factor riesgo

Mario Alberto Gámez

“Cuando el peligro parece ligero, deja de ser ligero”

Sir Francis Bacon, filósofo británico

  

 

El reciente incendio en una zapatería del centro histórico de Tampico encendió nuevamente las alarmas en la coordinación de protección civil de los municipios de la zona conurbada y exhibió las carencias de los bomberos.

 

  

De la nada aparecieron estudios que indican que en Tampico hay 80 y en Madero 16 edificios con graves riesgos en sus estructuras que deben atenderse de inmediato ante la proximidad de una tragedia por lo vetusta de sus estructuras, la falta de mantenimiento en sus redes de cableado de energía eléctrica y sus viejas instalaciones de gas.

 

  

La explosión de lo que fue el café Emir, que costó graves quemaduras a sus empleadas, la cornisa que cayó a unos metros y que cobró una vida y el incendio de las zapaterías “B Hermanos” y “Rodríguez”, constituyen las mejores advertencias de que debe hacerse algo urgentemente para evitar la absurda pérdida de vidas humanas porque algún empresario no invirtió en el mantenimiento de sus instalaciones o porque las autoridades municipales no se aplicaron para hacer su trabajo y revisar las estructuras de los edificios para evitar una catástrofe.

 

  

Y si a este factor del riesgo de viejas y descuidadas instalaciones se le agrega el factor sorpresa del accidente como tal, del que nadie se salva, imagínese usted el riesgo que corremos como consumidores con sólo ir de compras.

 

 

Ahí están los casos de Sam´s Club y de Office Depot, que también ardieron en su momento y pusieron en jaque la seguridad de sus clientes y empleados.

 

 

Pero el problema no termina ahí. Las condiciones en las que están nuestros bomberos son verdaderamente lamentables. Hablar de lo que carecen se llevaría muchas páginas de este diario, pero el sólo hecho de que tengan que consumir leche durante el incendio para evitar intoxicarse es verdaderamente lamentable. Ni pensar en que su patronato les done algunas máscaras con tanques de oxígeno como lo usan los profesionales; si sus trajes de asbesto están hechos trizas y a veces ni botan tienen; o que les arreglen el 70% de los hidrantes que no funcionan. Eso sí, se van de gane porque (aunque muy viejos) al menos tienen varios camiones moto-bomba, un lujo del que no gozan en Altamira, en donde ni a camiones llegan, “al cabo ahí están los cuerpos de emergencia de Pemex y de las empresas del corredor industrial” deben decir los ¿responsables?

 

  

Dios nos libre de un gran incendio en la zona, pues dejaría una estela de muertes que se deberían a la irresponsabilidad, ineficiencia o avaricia de unos pocos, ojalá que no les toque a ellos o a sus familias en pleno mall…¡imagínese!

 

  

mario.gamez@milenio.com

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