Reglas en el clóset
Mario Alberto Gámez
“No busquemos solemnes definiciones
de la libertad. Ella es sólo esto: Responsabilidad”
Gerorge Bernard Shaw,
Escritor irlandés
Navegando en el portal de milenio.com, encontré el divertidísimo debate que ha generado la nueva Ley de Sociedades de Convivencia, recién aprobada en la capital del país.
En el foro de opinión de esta página de internet, hay una enorme cantidad de muy polémicos comentarios al respecto, y aunque el centro de la pelotera es la legal unión de parejas del mismo sexo, la realidad es que los beneficios pueden abarcar a cualquier persona que establezca un hogar común con otra; el propio portal ejemplifica: “como podrían ser un grupo de ancianos o de monjas”.
Y es que la disputa pareciera allanar el camino a una cascada de legislaciones similares en varios estados del país, sobre todo el donde la sociedad es más abierta y plural, con el obvio rechazo (aparentemente mayoritario) de los estados “mochos”, los más tradicionalistas y puritanos en donde gobierna la doble moral y este tipo de propuestas son objeto del escarnio.
Las manifestaciones afuera de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, entre grupos radicales a favor y en contra de esta nueva Ley de Convivencia, no hacen más que confirmar que nuestra sociedad sigue envuelta en una metamorfosis impulsada por cambios generacionales, en donde ya no extraña ni escandaliza la presencia en lugares públicos de homosexuales y lesbianas que, como popularmente se dice, “salieron de clóset” en el que han estado desde siempre.
El debate ha rebasado ya a la propia legislación (propuesta desde el 2001 y aprobada el pasado jueves) y ahora se centra en modificaciones que posteriormente, pudieran permitir la figura de la adopción; un tema mucho más espinoso que el actual debate.
Estas nuevas reglas del juego (o del clóset) obligan a abrir el debate y llevarlo a las legislaturas locales, con las interrogantes que conlleva el tema sobre si los valores de la libertad y la tolerancia pueden estar sobre los prejuicios y las obsesiones.
¿Matrimonios gay en Tamaulipas?...¡Imagínese!
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