Usted, ¿ya decidió su voto?
4 de Junio del 2006
Mario Alberto Gámez
Después de una semana que marcó el destino de las campañas locales, ninguno de los candidatos a la diputación federal parece ceder a cambiar las estrategias que han fincado para esta contienda. Mientras el panista Luis Alonso Mejía continúa en su afán de víctima por haber sido (según él) encañonado, su propaganda retirada y hasta quemada; el (ahora) perredista Salvador Mojarro Sánchez sigue buscando la manera de tejer golpes espectaculares (como el que asestó en el debate a Jorge Manzur con información privilegiada) en contra de sus oponentes que pudieran restarle puntos y a él darle reflectores.
Es sólo el priista Jorge Manzur quien pareciera mantenerse apartado de los ataques y preocuparse sólo por su campaña y por visitar la mayor parte del distrito en el menor tiempo posible.
Y hasta ahí. Los contendientes del PANAL, Eduardo Bárcenas y de Alternativa, Jesús González, pareciera que volvieron a desaparecer.
A Bárcenas sólo se le vio en una desangelada rueda de prensa que organizó el candidato de ese partido al senado Enrique Meléndez, un dirigente del sindicato magisterial y fiel peón de la maestra Elba Esther Gordillo, dueña de la franquicia de Nueva Alianza.
Luego del debate de hace una semana el avance de las campañas locales es que no hay avance: el panista Mejía aprovechó la visita de Felipe Calderón, quien pernoctó la noche del jueves en Tampico para enviar un envalentonado mensaje de “no nos van a intimidar”. Manzur se negó a ponerse los guantes y subirse al ring con Mojarro y sólo anunció que denunciará al perredista por utilizar información considerada como “secreto fiscal”. En respuesta Mojarro Sánchez no solo mantuvo que la información del presunto adeudo de una empresa constructora de Manzur ante el IMSS es pública, sino que adelantó que (justo esta noche) en el programa de CAMBIOS sacaría más “trapitos al sol” no sólo de Manzur, sino ahora hasta de Javier Gil.
Los candidatos siguen empecinados en entregarnos campañas sin propuestas, sin soluciones. A cambio el electorado tampiqueño sigue viendo el escenario de la política local como una arena de lucha libre.
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