Campaña de irresponsabilidad
28 de Mayo de 2006
Mario Alberto Gámez
Un grupo armado se dedicó, hoy hace una semana a retirar la propaganda política del PAN y a amedrentar y hasta herir a quien se interpusiera en su camino, para después llevar todo aquel material a un apartado sitio del norte de Veracruz para incinerarlo en medio de la oscuridad de la madrugada. Haya sido quien haya sido, ninguna autoridad los vio siquiera.
El candidato panista Luis Alonso Mejía, denunció que fue encañonado con armas de alto poder al descubrir a esos sujetos, y los priistas lo tachan de fantasioso y hasta de autoatentado.
A media semana hubo gran alharaca en la sede del legislativo estatal debido a una requisición de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales para conocer la función del diputado local José Francisco Rábago Castillo, quien a la vez coordina la campaña del candidato del PRI.
Los legisladores priistas hicieron frente común para respaldar a Rábago, que sin conocer siquiera de qué se le acusa, tacharon a la FEPADE de ser un órgano de intimidación del PAN.
Apenas un día después, el candidato del PRD (que antes era priista) Salvador Mojarro Sánchez, anunció que interpondría una denuncia penal en contra del gobernador de Tamaulipas por participar en las campañas del PRI, interferir e influir en el proceso electoral. Sus declaraciones no merecieron siquiera respuesta por parte del ejecutivo, ni de su partido.
Entre más se acerca la fecha de la elección arrecian los ataques y el tenso clima de encono es cada vez mas pesado. En sólo una semana, las campañas subieron de tono y los tres principales partidos entraron al lodazal de las descalificaciones. No están preocupados por las propuestas y los “cómo hacerlo”, sino por la estrategia de quedar bien y hacer quedar mal al rival y así, quedan mal todos.
Imagínese que los candidatos se olvidan de los ataques y centran sus campañas en lo que a los ciudadanos les interesa escuchar.
Imagínese que los abogados se ocupen de las denuncias y entre los candidatos predomine la ética y los valores morales.
Imagínese que nuestros actores políticos se olvidaran de los ataques y hasta presumieran responsabilidad...¡imagínese!
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