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¡Imagínese!

Miramar en caos

16 de Abril de 2006

Mario Alberto Gámez
 

Como cada año, cientos de miles de turistas visitan la playa de Miramar en la temporada vacacional de la semana santa.
Pareciera incongruente que teniendo Tamaulipas un escenario natural de más de 400 kilómetros de playas, 350 mil visitantes abarroten en un día, tan sólo el uno por ciento de esta costa: los 4 kilómetros de la playa de ciudad Madero.

La triste realidad es que éste tan corto espacio, es el único de todo el litoral tamaulipeco que cuenta con servicios de hoteles, restaurantes, centros de entretenimiento, etcétera. Pero hablando de turismo, nuestra playa aún está en pañales, pues para recibir esas cantidades de turistas, Miramar tan sólo cuenta con 500 habitaciones en 10 hoteles de playa. El propio alcalde, Guadalupe González Galván, avizora que a mediano plazo Miramar simplemente resultará insuficiente e ineficiente para tales cantidades de visitantes.

Acampando en la playa por la falta de habitaciones, los turistas tienen que recorrer grandes distancias para encontrar un baño, pues los pocos que hay, han sido clausurados por insalubres. Cada año, el ayuntamiento se tiene que valer de bomberos, rescatistas de la Cruz Roja y voluntarios para poder conformar un cuerpo de salvavidas, que claro está, sólo operan en la semana santa y que no se dan abasto.

Tampoco hay regaderas y las pocas áreas peatonales han sido invadidas por una gran cantidad de puestos ambulantes, que dicho sea de paso, ninguna autoridad pudo controlar.

Pero, ¿cómo pedir control?, si hay casos inverosímiles como el del viernes santo, cuando a plena luz del día, una mujer deambulaba bailando entre el impresionante caos vial del bulevar costero de Miramar. Estaba completamente desnuda y con huellas de haber sido drogada y posiblemente violada, fue atendida por la Cruz Roja y remitida a una celda, pues no era capaz ni de decir su nombre...¿acaso no había un policía cerca?...pues no.

Ni policías, ni agentes de tránsito, ni mucho menos alguna autoridad que pudiera ayudarla en el momento que lo necesitaba.
Imagínese que va de vacaciones a una hermosa playa y no hay donde hospedarse, dónde comer, ni dónde ir al baño. Imagínese que esa joven mujer es su hija, Imagínese el caos...¡Imagínese!

mario.gamez@tam.milenio.com
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