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¡Imagínese!

Inocencia robada

26 de Marzo de 2006

¡Imagínese!

Mario Alberto Gámez

Inocencia robada

   La opinión pública del sur de Tamaulipas se sacudió con apenas un caso de violación. La víctima: una niña de sólo ocho años de edad que cursa el tercer grado de primaria, y que se atrevió a denunciar el abuso sexual “por ambas vías” del que era objeto por parte de sus propios maestros. Pero esto es sólo la punta de la madeja, pues los padres de familia que protestaron en la escuela, en el palacio municipal y hasta en el ministerio público, han revelado que definitivamente hay más casos de otras niñas y niños que también han sido violados en la propia escuela, pero que temen denunciarlo.

   La red de depravación y complicidades de la escuela “José Vasconcelos” de la colonia Arenal de Tampico, implica a la maestra Virginia Hernández, que envía a los niños “por gises”, al menos dos maestros más, uno de ellos de educación física de nombre Jerónimo Castillo y al propio director de la escuela Alfredo Romero. Y aunque el alcalde Fernando Azcárraga López prometió apoyar a la pequeña que requiere de una intervención quirúrgica urgente, a través del DIF, no puede dejar de comprenderse la agresividad del padre de la afectada cuando se abalanzó a golpes sobre el presunto violador de su hija en el Ministerio Público.

   Resulta una verdadera vergüenza que nuestros diputados locales admitan sin empacho que “no tiene para cuando” aprobar leyes en el estado que endurezcan las penas y que ofrezcan más herramientas a los jueces para poder consignar a estos delincuentes que no sólo no han pisado la cárcel, sino que, protegidos por su corrupto sindicato, ni siquiera han perdido el trabajo, pues sólo están “suspendidos” y seguramente al rato reaparecerán ¡en otra escuela!.

   Imagínese que su hija fuera violada por sus maestros en su propia escuela.

   Imagínese que no es la única, pues a muchos niños los violan todos los días y no se atreven a hablar, o simplemente no les creen.

   Imagínese que los maestros se ponen de acuerdo y se turnan para violarlos.

   Imagínese que, aunque se denuncie, simplemente no pasa nada, nadie lo escucha.

   Imagínese que los violadores están...en completa libertad. ¡Imagínese!

 mario.gamez@diariodetampico.com

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